sábado, 19 de noviembre de 2011

78-79

mi madre, piensa julián, cantaba canciones de izquierda que no le correspondía cantar. se echaba en le sillón, por la noche, para entretenerse. mi madre era un dispositivo que convertía las canciones de izquierda en canciones de derecha. mi madre cantaba, a cara descubierta, las misma canciones con que otras mujeres, vestidas de negro, velaban a sus muertos. y escucha la voz dulce de su madre entonando aquella canción:

para olvidarme de ti
voy a cultivar tierra
en ella espero encontrar

remedio para mis penas.


ahora busca, en la oscuridad, el rostro cobrizo de violeta parra: la imagina cantando, en una pieza helada, de techo alto y suelo de tierra, la noche en que dio con la imagen de una mujer sola que conversa con las flores:

cogollo de toronjil

pa' cuando aumenten mis penas

las flores de mi jardín

han de ser mis enfermeras.


las flores de mi jardín/han de ser mis enfermeras, entona julián, en un murmullo seco. desde hace un tiempo piensa que ésa es la canción más bella que ha escuchado nunca.

A.Z.


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