lunes, 22 de junio de 2009

vocabulario

Eme terminó de leer la revista en la sala de espera del dentista y se quedó pensando en ese test de color fucsia. La secretaria dice su nombre. Eme se sienta en la silla especial y, mientras le meten el eyector de saliva en la boca, intenta decidir qué es lo que le atrae de los demás. Eme piensa en el vocabulario. El médico enciende esa luz blanca y redonda que la obliga a cerrar los ojos. Me gusta notar las palabras que usa cada persona como si fueran partes de su cuerpo. Como si en cada elección les creciera un cuerno o pezuñas. Hay algo especial en ciertas palabras que me enternece. Que me acerca y me vulnera a querer a alguien. Escupa, le ordena el dentista. Eme se queda mirando como corre su saliva por el drenaje y vuelve a recostarse sobre la silla. Muy bien, dice el encapuchado de blanco mientras vuelve a introducir el eyector a la boca de Eme. Debiera importarme lo que dicen las personas, pero lo que me importa es cómo lo dicen. Abra más la boca. No me siento así. Un poco más. No me siento como alguien a la que sólo le importa la forma. Eme decide abrir los ojos y dejarse encandilar. Podría dejar de ver para siempre. El médico acerca tanto la luz que Eme puede sentir caliente toda la cara. Ya estamos terminando, mantenga abierta la boca.

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5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me habéis tildado de Pepo y habéis llevado a Eme al dentista. Jamás volveré a pisar este infierno. Adiós.

Anónimo dijo...

Lo único que te pido, y te lo pido de rodillas, es que si le das un final a Eme, que sea el que merece. No mates a tu rocamadour. Eso.

Vuelvo a habitar.

Joséduardo dijo...

woooow
qué fascinante

una vez me enamoré de alguien-
o de las palabras?

Unknown dijo...

Nos veremos el martes entonces. Bueno saberlo. Ya casi no te copio el estilo. Es raro. Ahora me dio por algo más. Estar en el mismo librito que Jofré es raro, porque el fue mi profe y se gastó casi un semestre en London-de-Blake y en Songs of Innocence and Experience. Raro porque es de las pocas personas a las que me dan ganas de decirle gracias. Raro también porque me dan ganas de explayarte un detalle como ese.

J dijo...

las fascinantes palabras.